Cada chispa cuenta

Una entrevista con el director artístico del festival Paulo Roberto de Carvalho sobre el foco del CINELATINO 2019

Ustedes se han decidido por un foco muy controversial. Por qué?
Actualmente Latinoamérica va rumbo a un cambio tan soprendente como peligroso: en las últimas décadas fuerzas progresistas consiguieron con muchos esfuerzos una serie de reformas. Pero hoy gobiernos neoliberales y de derecha están destruyendo estas reformas. Otra vez aparecen la represión sistemática, violaciones de los derechos humanos de minorías y hay más asesinatos de indígenas … Pero también existen grupos que luchan contra esta injusticia. Y pienso que es importante llamar la atención sobre esta situación.

Las películas tienen lugar en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Panamá. Que es lo que las conecta?
En cada película entramos en contacto con algo muy profundo y personal que no vemos en las noticias. Siempre estan en juego derechos básicos como la libertad de expresión o la propiedad de tierras, derechos que ya han sido resueltos desde hace tiempo en democracias estables. Santa y Andrés trata de la censura en Cuba. Irónicamente la participación de esta película crítica estaba siendo entorpecida en el Festival de Cine de La Habana.

Por qué no hay ninguna película de Venezuela si allá actualmente se pueden ver muchas protestas enardecidas?
Por supuesto los cineastas venezolanos reflejan y procesan la situación actual en documentales y largometrajes. El año pasado hubo también cineastas que han acompañado y filmado el flujo de refugiados de Centroamérica. Pero las producciones cinematográficas toman su tiempo y los acontecimientos todavía son muy recientes. Quizás en 2020…

En cambio Nuestra voz de tierra, memoria y futuro ya fue rodada en los años ochenta.
La película de la directora legendaria Marta Rodríguez y su co-director Jorge Silva es una obra central del cine documental político de Latinoamérica. Y no ha perdido nada de su intensidad. Era por eso que la versión restaurada ha celebrado su estreno mundial este año en la Berlinale. Y ahora la pueden ver aquí en Tübingen – un complemento maravillosa de Chão, que echa una mirada sobre los conflictos territoriales en el agro. Ahora lo especial en Chão es que esta vez vemos todo desde la perspectiva de una joven directora brasileña.

Tu creciste en Brasil. También viviste estructuras totalitarias?
Nací en 1962. He pasado toda mi infancia y juventud bajo la dictadura militar. Pero bajo el gobierno actual del presidente Bolsonaro hay más cargos gubernamentales que están ocupados por militares que en ese entonces. Nunca hubiera pensado que otra vez viviría algo así en Brasil.

Sistemas políticas a veces giran en círculo. Cuando es que no tiene perspectiva la resistencia?
Hay resignación y hay resiliencia. A veces la resistencia necesita tiempo, pero nunca está en vano. Pienso en las personas en Argentina, que descubren cuando ya son adultos, que fueron criados por los asesinos de sus padres. Pienso en su obvia desesperación. Y aún así avanzan, siguen luchando, no se rinden. Y cada pequeño éxito es una chispa que enciende el fuego de nuevo.

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